martes, 28 de febrero de 2017

Me gustas por ser tu. Me gustas por como escuchas, por como hablas y por como miras. Me gustas por tus gestos, por esa sonrisa y esas cejas levantadas, por los movimientos de tus manos cuando hablas y el meneo de tus hombros  cuando algo te gusta o no te importa. Me gustas por que eres tu y no temes mostrarlo. Porque ríes, gritas, cantas, porque callas y porque hablas. Me gustas porque tu humor es tan malo y tan bueno como el mio. Porque si algo me divierte, sé que puedo compartirlo contigo, al igual que si algo me enfada o me indigna. Me gustas porque tienes buenos gustos. Me gustas porque contigo soy yo, soy esa que era cuando todo estaba bien, soy esa que todos veían antes de que lo malo pasara. Me gustas porque tienes la fuerza y el poder, porque me llevas a una de mis mejores épocas, porque me recuerdas lo que me gusta y de donde viene todo lo que soy hoy. Me gustas por que me haces sentir especial, me haces sentir afortunada, contenta, satisfecha, completa. Me gustas porque me quitas el miedo al ridículo, al fracaso, y siento que puedo aventurarme e intentar todo lo que desee.
Me gustas por ser tu. Me gusta que me hayas aceptado. Y me encanta estar contigo.

jueves, 10 de diciembre de 2015


Le faltaba distracción, le faltaba darse cuenta de que había pequeños recesos que podía darse el lujo de tomarse, ver que había más al frente y menos atrás.
Se dio cuenta que dejarse de lado no la salvaría y que el modo para volver a sí era notar que seguía ahí, existiendo, y hacer algo al respecto consigo misma.
No hay nadie que sea indispensable para hacer lo que te gusta, para abrir los ojos, para buscar lo que te agrada y usarlo de la manera apropiada, para volver a tus gustos, para seguir realizando las cosas que te producen placer, para abrir tu mente y dejar salir lo que la llena. Para mostrar que sigues aquí, y que te queda bastante tiempo antes de marcharte.

miércoles, 6 de mayo de 2015


Me dejaste, ninguna de las dos sabia que no estábamos solas, no somos una, ni dos. En tu ausencia me di cuenta de que compartía este saco de piel y huesos con otra, que al contrario de ti, busca que yo pague por lo que otros hacen, ella no usa mi fuerza para castigar a quienes me han herido antes, sino que vuelca esos daños hacía mi, con ella yo pago, y yo sufro, nadie más.
Te extrañé, nadie como tu para impartir justicia, aunque sea tan severa y al borde del exceso, nadie como tu para mantenerme a salvo, para hacerme sentir segura, para producirme esa sensación de gozo al volver a la realidad y darme cuenta de que todo ha terminado, que han recibido lo que merecían y jamás volverán a dañarme...
Entonces ella volvió a emerger, tan harta y cansada como la ultima vez, pero ahora, con unas ganas aún más vivas de mantener lejos todo lo que le disgustaba aunque fuera en lo más mínimo. No cabía en la rabia que llevaba consigo, la idea de castigarse, no, ella no merecía castigo alguno, quienes lo merecían eran todos los demás que se habían encargado de destrozar aunque fuera un poco la serenidad y felicidad que había logrado, estaba aquí para salvar nuevamente a la dueña de su cuerpo, sin importar los métodos necesarios...
He dejado los instrumentos en casa y he corrido fuera, lejos de todo eso, para huir, para olvidar, para tener libertad, ya son suficientes heridas, ya son suficientes cicatrices, mi piel está cansada, y yo estoy harta. Quiero sentir algo distinto al ardor, a la comezón, al dolor, quiero respirar y decir que ese aire es para mi, que ese segundo que dura dentro de mi pecho es completamente mio, que nada va a quitarme eso...

lunes, 2 de febrero de 2015

Él levantó su rostro, le limpió todo el rimel y delineado que había corrido por sus mejillas, ella no dejaba de llorar, su respiración seguía agitada, no tenía la valentía necesaria para mirar los ojos de aquel que ahora pretendía sostenerla, de aquel que creía poder cuidarla de sí misma. No tenía idea, de que cada vez que se despedia de ella, podrían estar viendose por ultima vez.